Jodida pero contenta
viernes, 5 de julio de 2013
Besos de cicuta
Y cogí su mano
y era agradable.
Y colgué las muñecas,
en sus cajas.
Y creé mi horror doméstico,
ahora era mío.
Y lo contemplé,
largamente.
Y lo sigo contemplando...
Y me cantabas por teléfono,
y me acuerdo
y sonrío.
Y el rinoceronte hincó la rodilla ante quien no debía,
y se equivocó.
Se lo robaron.
Eran suaves,
sus manos.
Compulsión,
ni guisantes ni hostias.
Y se despertó
con besos de cicuta.
No desaparecen...
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