Abortando nostalgias,
ganas,
revulsiones.
Me balanceo
mientras se empeñan en paseárseme los mismos hijos de puta de colores,
y las camas mágicas
que siguen sin existir.
Cómo me jode que me tatuaras esas palabras...
¿Dónde están los que no asustan?
Las Alicias envejecen,
también.
Y mientras,
mato mis noches lamiendo los ceniceros.
Sola,
sin tabaco,
sin colillas.
Sólo
con las ganas.
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