lunes, 31 de diciembre de 2012



Y aquel cabrón me enseñó que no sabía mover las manos,

que no sabía besar,

que había palabras que no tenía derecho a pronunciar.
 
 
Aquel maestro miserable me enseñó de nuevo la culpa
 
cuando había decidido empezar a olvidarla.


 

viernes, 7 de diciembre de 2012

PUTA RETÓRICA



La esperanza se disipó a hostias
mientras te mordías los labios
y respirabas despacio
sin hacer ruido.


Las palabras te enrojecen,
ciertos giros,
sesgos,
determinados términos.

Y abrazas la suciedad,
 el vituperio,
el óxido,
a los suicidas,
el sexo sin disculpas...

Y lo haces tuyo,
lo transformas,
intentas hacerlo hermoso,
carne,
 "vehementas" la piel,
la estrujas,
le sacas el sudor
y te endulzas la boca.

Después te das la vuelta
y escupes frente al muro más triste
y juras que nunca quisiste ver más allá.

Y como no lo puedes remediar
¿sabes?
Cuando necesitas abrazos,
cuando tienes miedo,
cuando te haces daño,
y te cuesta respirar
porque el aire no se estanca,
te ovillas para coger fuerzas...
Y entonces,
abres un cuento,
y hay colores,
y risas
y besos blancos,
y lloras.