miércoles, 31 de agosto de 2011

CARNE DE ESPERANZA

Y encendimos los ojos,

y las lámparas,

y las botellas azules,

y hasta el calor de tus ojos.

Y recorrimos valles profundos,

y mares.

Y ya no había tierra,

ni ojos,

ni labios,

ni carne.

Y me arañé la cara

y no encontré ningún tesoro.

Y me rompí las rodillas

y no se obró ningún milagro.

Y entonces te llamé

y viniste.






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