Eres tu diosa y la mía hasta que el mundo se pare en cualquier momento como en un instante infecundo o en un soplido del aire que nos asfixie las ganas tras deshojarnos entero. Eres la diosa y yo te sigo hasta que tú decidas desembarcar en las costas donde los templos no existen.
¡Hacía no sé cuánto que no me acercaba por tu casa, maldita sea, y ahora que estoy y leo en tus paredes, pese a lo que te atrevas a decir, me sigues gustando!
Eres tu diosa y la mía
ResponderEliminarhasta que el mundo se pare
en cualquier momento
como en un instante infecundo
o en un soplido del aire
que nos asfixie las ganas
tras deshojarnos entero.
Eres la diosa y yo te sigo
hasta que tú decidas
desembarcar en las costas
donde los templos no existen.
¡Hacía no sé cuánto que no me acercaba por tu casa, maldita sea, y ahora que estoy y leo en tus paredes, pese a lo que te atrevas a decir, me sigues gustando!
Un beso, G.