Vuelven los apelativos,
los tactos,
los nombres,
los sabores,
en pleno trance, todo vuelve.
Los olvidos se hacen inteligibles,
recuerdas lo inasible,
lo nominas.
Te desnudas en compañía,
con ayuda
para luego caminar sola.
Y la calle es difícil,
el metro es complicado.
Mostrarte sola
cuesta,
y duele,
y avergüenza,
y el bolso no cubre todo tu cuerpo.
Y decides pasar frío
por pasar desapercibida.
Pero pasas frío
y miedo,
y da igual.
Las pesadillas eran malas,
las cosas eran malas,
la vida era mala.
Horrores mitigados,
literaturizados,
televisados.
Cansancio,
náuseas,
viva voz.
Castigo,
castigo,
castigo.
El pelo intacto,
indemne.
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